Huye la tarde con
miedo, escapando del ocaso.
Todo sigue girando en pausado movimiento,
mientras lámparas encendidas emulan pequeños astros.
El cuadro espera paciente, mi decisión a colocarlo.
Inamovible, inalterable, no muestra su disgusto.
La planta, en la mesa, en armonía con los cactus,
Observa con deseo el que será su nuevo hogar.
Planta y cuadro se miran y hablan,
como solo plantas y cuadros saben hacerlo
No comprenden mi apatía.
Su casa, de alegres colores
Digna morada para tan bella moradora
Tengo la tierra, su alimento
y ganas de tocarla, de sentir el tacto áspero y húmedo,
de volver a los recuerdos de infancia,
al campo, al huerto con mi padre,
a enterrar semillas con fe y recoger el fruto después
Al tiempo en que todo era fácil siendo difícil.
Volver a beber para saciar mi sed.
Subir al árbol mas alto a contemplar estrellas,
escuchar el silencio de la noche,
apenas interrumpido por el canto del grillo
Y soñar con aventuras en que los buenos ganan y los malos
pierden
Sueños de inocentes
que arriesgan todo
para acabar en nada,
atrapados en un mar hostil
que cobra su peaje en vidas….otra vez