Grité esperando que me
oyesen.
Supliqué vagando entre sombras.
Mentí, buscando verdad.
Me dañaron por no herir a
otros.
Fui cruel como bestia
moribunda.
No sentí piedad, ni odio,
pues no es venganza lo que
quería.
Amé a quien no debía.
Y me amaron, seguro
cada una a su manera,
pero ninguna como la mía.
Que no es mejor ni peor
que cualquiera,
al menos, no mentía.
Me volví frío mientras
ardía.
Tuve miedo mil y una
noches.
Sangraron mis entrañas los
mismos días.
Deseé matar y morir.
Y llegó la apatía.
Lloré por no saber vivir,
sin penar y hacer sufrir.
Y aún hoy estoy aquí,
siendo carne, hueso y
piedra,
sin saber si soy o fui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario