"Ojala
encuentres
tu camino a
la verdad
Uno
que te devuelva la paz
Esa
que no
puedes hallar
Ojala lo
sigas
sin mirar
atrás
Pues de
nada vale lo que ha sido
Solo lo que
esta por llegar"
A veces creía escuchar voces.
Mis ojos se negaban a abrirse y mi cuerpo no me obedecía. Al cabo de unos segundos, volvía a caer en la inconsciencia.
Mis ojos se negaban a abrirse y mi cuerpo no me obedecía. Al cabo de unos segundos, volvía a caer en la inconsciencia.
Dos meses más tarde….
Cruzaba de nuevo el paso de
peatones del accidente y sentí un escalofrío al
recordar el momento del impacto. Varias fracturas, un coma inducido y
una rehabilitación que todavía no había terminado fue la consecuencia del
despiste del conductor que lo provocó.
Entré en FNAC y bajé directamente a la planta de libros
Mientras intentaba encontrar a Kundera, note
la sensación de frialdad que me transmitía la tienda. A pesar de la moqueta, la
iluminación y la decoración, era un lugar sin alma. Las estanterías llenas de
volúmenes, los carteles publicitarios que anunciaban el éxito del último best
seller, todo, acentuaba el aspecto mercantil y anulaba el sabor a cultura que
se desprende de las librerías tradicionales.
La proximidad de las fiestas navideñas hacía que hubiese más clientes de lo habitual y el exceso de calefacción provocaba cierta incomodidad. Al quitarme el abrigo, di un golpe con el brazo a una persona y me disculpé.
La proximidad de las fiestas navideñas hacía que hubiese más clientes de lo habitual y el exceso de calefacción provocaba cierta incomodidad. Al quitarme el abrigo, di un golpe con el brazo a una persona y me disculpé.
- Perdón
Reconocí la melena azabache y su mirada
azulada
- ¡Hola Verónica, que casualidad!
Me miró con frialdad y respondió a mi
disculpa-saludo
- Hola…. ¿Todavía recuerdas mi nombre?
Por un instante no supe que decir. En principio no pensaba llamarla, pero después
de tantos días postrado en una cama, había tenido muchas horas para pensar
y cambié de opinión. Sentía curiosidad por esa extraña mujer que
ofrecía intangibles deseos como algo normal.
- Sabía que no me llamarías.
- Bueno... me ha sido imposible
- Ya
- ¡Es cierto, no he podido!
- Claro, es difícil encontrar un minuto de
tiempo libre en dos meses. En cualquier caso, no te preocupes, no me sorprende
que no lo hicieses.
Estaba atractiva. Maquillada discretamente, un
abrigo color camel, de corte clásico, cubría sus hombros sin llevarlo puesto.
Una blusa blanca y vaqueros negros ajustados completaban su
indumentaria.
La recordaba algo más delgada, pero le sentaba
mejor su aspecto actual.
- Tuve un accidente
- Vaya, pensaba que la excusa iba a ser mas creíble,
que perdiste mi número de teléfono, o algo más trabajado. Ha sido un placer
volver a verte - me dijo con ironía.
Sin
darme tiempo a responder, dio media vuelta y me dejó plantado mientras se
dirigía a las escaleras que daban acceso a la planta calle.
No me lo pensé, saqué el móvil del bolsillo, busqué su nombre en la agenda y pulsé la tecla de llamada.
No me lo pensé, saqué el móvil del bolsillo, busqué su nombre en la agenda y pulsé la tecla de llamada.
El tono del Invierno de Vivaldi comenzó
a sonar en su teléfono. Al menos tiene buen gusto para la música, pensé. Se
detuvo a mitad del recorrido en las escaleras y respondió a la llamada.
- Dígame
- No perdí tu número. Tuve un accidente
Se giró hacia donde estaba yo y suavizó
su mirada mientras deshacía el camino andado.
- ¿Que clase de accidente? - me preguntó
mientras se acercaba a mi posición
- Muy común. Me atropellaron. He estado
hospitalizado hasta hace unos días.
- Invítame a un café y cuéntamelo
Dos horas más tarde estaba sentado en su coche
en dirección a la playa….
1 comentario:
Esta historia promete... La verdad es que ando con la intriga, buscando la continuación
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