domingo, 22 de diciembre de 2013

LA COLLECTIONNEUSE DE DÉSIRS ( V )


“Cada gota que he perdido
alimenta la flor del amor vivido
formando lluvia, torrente o río
volando entre nubes

rumbo al jardín del olvido”



Me costó convencerlo de que solo había sido un momento de nostalgia provocado por la música.  Se disculpó por haber utilizado el piano y quiso  marcharse. Fueron unos minutos incómodos hasta que se volvió a relajar el ambiente.

-          Tocas muy bien
-          No. He perdido mucho al no hacerlo habitualmente. Lo hacía por puro placer y al no practicar… se pierde el duende
-          ¿El duende?
-          Yo lo llamo así. Es la unión, la fusión entre el instrumento y quien lo toca. Tiene que haber alma en lo que se interpreta, si no… no funciona. Bueno, quizás sea una tontería, pero es mi forma de entender la  música. Si no hay duende, si no tiene alma, no deja de ser un conjunto de sonidos más o menos bien ejecutados pero que no llega al corazón de quien la escucha

Tenía una sonrisa agradable, pero había un rictus permanente de tristeza en su cara cuando no sonreía.  
Mi curiosidad me llevaba a elucubrar. No llevaba alianza, pero eso no significaba nada. Vestía bien,  se notaba que cuidaba los detalles, pero a la vez tenía algo de descuidado.
Por sus miradas sabía que le gustaba, o que no le disgustaba. Y  sus ojos eran del mismo color que los míos.


-          ¿Ya has repartido tus deseos? -  Me soltó Gabriel mientras servía el café
-          ¿Qué?
-          Que si ya no te quedan deseos por regalar.  Fue lo que me dijiste cuando nos conocimos ¿no lo recuerdas?

Me sentí incómoda con la pregunta. Era cierto que no le había vuelto a mencionar el tema, pero probablemente interpretó mal mi forma de “abordarle” en la cafetería.

-          Claro que lo recuerdo.  Oye, no se lo que te imaginas, pero creo que te estas equivocando.
-          ¿Y que me imagino?, ¿En que me estoy equivocando?

Me estaba poniendo de mala leche la deriva de la conversación

-          Pues no se, a lo mejor pensaste que estaba buscando un ligue fácil. Y si fue eso, te has columpiado de plano – Le respondí con cara de pocos amigos – Será mejor que te termines el café y te marches.

Su expresión cambió radicalmente después de mis palabras.

-          Lo siento Verónica, te pido disculpas. No había pensado eso y  ni mucho menos quería que te sintieses ofendida. 

Me pareció sincero al pedir perdón y acepté sus disculpas.
Por otro lado, era lógica su duda.  Me quedé pensando unos instantes y aunque me parecía una locura, se lo propuse.

-          Me gustaría enseñarte algo
-          ¿Ah si y que es?
-          El problema es que no está aquí, habría que ir con coche para verlo

Su cara de extrañeza me hizo cambiar de idea.

-          Perdona, déjalo. Tendrás compromisos.
-          No Verónica, no tengo ningún compromiso. No trabajo todavía desde el accidente y en mi casa no me espera nadie, estoy divorciado.  Y  me encantaría ver lo que quiera que sea que me quieres enseñar.
-          Ya pero… es que lo mejor sería salir ahora y volver mañana y es muy precipitado.
-          ¿y que es?
-          No te lo voy a decir. Tendrías que verlo para entenderlo, pero…
-          ¿Me lo quieres enseñar o no? Con tanto misterio ya tengo curiosidad,  tiene que ser algo interesante. Dime al menos donde está
-          ¡Vale, vale! Está en la playa, en la Costa Dorada. Vamos con mi coche. Cojo algo de ropa y salimos
-          De acuerdo pero, si no tienes inconveniente, me tendrás que acercar a mi casa para hacer lo propio.
-          ¡Claro, por supuesto!  Enseguida estoy

…………………….

Salió deprisa de la sala con la bandeja del café en las manos, casi tropezó con una silla  y el contenido de la bandeja por alguna paradoja de la ley de la gravedad, no acabó en el suelo de casualidad.  
Estaba nerviosa y sonreía más que antes
Yo estaba francamente intrigado
Unos minutos mas tarde volvió. Llevaba una pequeña bolsa de viaje.

-          ¿Vamos?
-          Vamos

Bajamos al garaje y el mando a distancia activó las luces de emergencia de un Honda  al desconectar la alarma.
Subimos al vehículo y por su forma de conducir al salir del garaje, pensé que iba a ser un viaje divertido.


Continuará....




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